miércoles, 11 de enero de 2012

HISTORIA


CUANDO LEI A JOHN REED

Cuando tuve por primera vez un libro de John Reed en mis manos, la guerra fría estaba en su máxima expresión. Llegar a él a través de sus dos importantes escritos que contienen reportajes de guerra como “México insurgente” y “Diez días que estremecieron al mundo” era sin quererlo asumir una posición ideológica, pues prácticamente sus escritos se habían convertido en lectura obligada en la militancia de izquierda de la época.

Sin embargo, y a pesar de mi militancia no lo leí en aquellos tiempos. Lo leí 25 años después, cuando la guerra fría era formalmente un recuerdo asolapado y las mentes que desean con nostalgias un retorno al pasado son por suerte cada vez menos.

Lo compre usado y lo leí de corrido. Sus viejas y amarillentas páginas me impactaron y me obligaron a no soltarlo hasta terminarlo, dejándome deseoso de leerlo nuevamente en los siguientes meses.

“México insurgente” es un libro real. No tiene personajes superfluos, inventados. Sus hombres y mujeres, sucios y llenos de sudor montan caballos que flotan en nubes de polvo en medio de combates reales. Entre sus páginas te sientes que estás en las tierras agrestes del sur mexicano. El libro tiene vida y los nombres de sus hombres y mujeres son de carne y hueso, llenos de sentimiento a pesar de un siglo de existencia.

El tiempo y el espacio en que Reed se mueve con sagacidad y maestría son obvios en cada página y no le interesa el final. Tiene magia para dejar la sensación que escribía en el sitio los acontecimientos precisamente en el momento en que éstos sucedían, no después. Escuchas los disparos de la armería aún rustica, escuchas el galope de los caballos y ves a sus mujeres curtidas por el sol llevar las tortillas y el chile a las tropas.

El recurso de las notas pareciera imposible; la vivacidad de sus narraciones y sus descripciones, las figuras, la visión existencial de los hombres y mujeres que rodean los hechos cobra una fuerza que demuestra frialdad y pasión por recabar la mayor cantidad de detalles y gestos posibles, en muchas ocasiones bajo el fragor del combate.

El libro es impactante y es para leerlo más de una vez. Cada una de sus líneas deja recuerdos y la seguridad que es una guerra que nunca jamás volverá a suceder en esas condiciones.

En realidad, Reed impresiona de principio a fin, sobre todo cuando en la dedicatoria le dice a su profesor universitario:

“ser tu amigo es tratar de ser honrado intelectualmente”

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